En un comentario anterior aludí al libro de Musil El hombre sin atributos. Pero en la entrada figura como Un hombre sin atributos, con artículo indefinido. El primer contacto que tuve con Musil fue con el libro Opinión, que transité con 18 años. No he vuelto a ver ese ejemplar. Mi memoria porfía en no aclarar si al largo relato central lo secundaban piezas menores. Recuerdo que como trama poco ocurría, era más bien una detenida descripción sobre una escena doméstica. La traducción no fue funcional , porque quedé encantado con la prosa. Muchos años después, frente a ningún pelotón de fusilamiento, abordé El joven Törless, que es una metáfora del nazismo.
Pese a los antecedentes, pese a mi aprecio por Musil, erré en el título de su obra capital, aun contando con un ejemplar frente a mí. Esta es una secuela del tema que perpetré en mi disertación de magíster. En ella analicé con rebatible gloria el artículo definido en español. Me guió una señora de ascendencia nipónica que se empeñaba en rebasar mi estudio de variopintas teorías y conceptos.
La lingüística se mueve en una área ajedrezada. Musil, no. De ahí el grato recuerdo que me provoca el nervio de su prosa .
sexta-feira, 11 de abril de 2008
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