quinta-feira, 10 de abril de 2008

¿Qué será ahora de Virgilio?

Entre otras muchas y bien conocida cualidades, Virgilio fue un hombre servicial. Al menos esa es la fama que perpetuó Dante. Virgilio salió del Limbo, que era antesala del Infierno, para acompañarlo por el macabro intinerario. Pero ahora una premiosa comisión teológica, avalada por el Papa, concluyó que el Limbo en verdad no existe. De hoy en adelante los bebés y los no bautizados pueden respirar tranquilos porque por edicto de la iglesia de Roma ya no se van al Infierno, como quería San Agustín, sino que pasan directamente a manos de Dios, que bien sabrá qué hacer con sus almas. El poder de los teólogos es vertiginoso. Lo que nunca fue doctrina de la iglesia, ahora se elimina tras meses de deliberaciones exhaustivas, apoyados en pruebas incontestables, porque a fin de cuentas la fe es la quintaesencia de las pruebas. Yo admiro ese poder de especulación de la iglesia. Pero ahora me preocupa el devenir del alma de Virgilio.
Dante habría tenido que modificar el cuarto canto de su Comedia.

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